Lo que el viajero no acaba de comprender es por qué es tan difícil encontrar la entrada del interior del cilindro. Hay que llegar a la zona del metro y de trenes de cercanías, que está al otro lado de la zona de largo recorrido. Y en la entreplanta, por donde no transita mucha gente, a la derecha, se podrá ver una sala en penumbra y azulada, como un local a la espera de ser alquilado, con gente que mira a un agujero en el techo por donde entra una luz como de iglesia. A través de ese agujero se pueden ver todos los nombres de los asesinados. No hay más, no se necesita más. El simple hecho de alzar la cabeza al cielo, ya es un ejercicio de humildad suficiente para comprender un poquito el dolor de las víctimas.
miércoles, 19 de diciembre de 2007
Lo que el viajero no acaba de comprender es por qué es tan difícil encontrar la entrada del interior del cilindro. Hay que llegar a la zona del metro y de trenes de cercanías, que está al otro lado de la zona de largo recorrido. Y en la entreplanta, por donde no transita mucha gente, a la derecha, se podrá ver una sala en penumbra y azulada, como un local a la espera de ser alquilado, con gente que mira a un agujero en el techo por donde entra una luz como de iglesia. A través de ese agujero se pueden ver todos los nombres de los asesinados. No hay más, no se necesita más. El simple hecho de alzar la cabeza al cielo, ya es un ejercicio de humildad suficiente para comprender un poquito el dolor de las víctimas.
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