
La sensación que me queda al atravesar la Gran Vía, y ver el cartel enorme, es similar a la de tomar una tónica seca. Creo que no hay nada más estúpido que tomar una tónica seca. Es triste, patético, igual que cuando tu chica te dice que no te quiere lo suficiente. Paseas por la Gran Vía, y todo es degradante, jirones de gente salvada por las luces del anuncio.
Nadie toma una tónica sola, se toman acompañadas, como todo lo que hacemos en la vida. Sólo aquí, a lo largo de la Gran Vía, puedo ver que en el fondo, nos acompañamos porque no sabemos estar solos, tan aburridos como una tónica sola. Y me siento junto al limpiabotas del Palacio de la Música, le invito a una tónica y nos reímos. Observo cómo escupe sobre el zapato del cliente y le saca brillo, y el cartel parece más luminoso. La gente se detiene y aplaude su labor. Miro a todas las caras con la esperanza infantil de verla, pero no aparece, porque prefiere a otro. Y la tónica, sin sabor, es aún más amarga cuando se bebe caliente.
6 comentarios:
Mejor librarse de las malas compañías a tiempo (es un triste consuelo, pero consuelo al fin y al cabo...)
es triste consuelo, pero tienes razón. Gracias, Hari.
pues mira yo ultimamente, y ,definitivamente contracorriente, le estoy cogiendo un gusto a la tonica sola que puede llegar incluso a ser toxificante....curioso post.
salud.
menos tónica, que lo que realmente importa es sacar tajada.
POR DIOS, es como de coña.
http://www.youtube.com/watch?v=ogyvTFF9FIw
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